
Donald Trump ha regresado a la Casa Blanca para un segundo mandato, y como era de esperar, su administración ha comenzado con una serie de decisiones polémicas que están generando un impacto significativo en la economía tanto de Estados Unidos como a nivel global. En su primer mes, el presidente ha continuado con su estilo disruptivo, implementando órdenes ejecutivas que no solo agitan las aguas internas del país, sino que también intensifican las tensiones comerciales y migratorias con otros países, especialmente México. Mientras los estadounidenses luchan contra una inflación creciente, Trump parece enfocado en generar controversia y caos, siguiendo una estrategia que lo define desde su primer mandato.
Donald Trump cumple un mes en su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, y, como era de esperar, su regreso ha estado marcado por decisiones controvertidas que siguen sacudiendo tanto la economía estadounidense como la global.
Desde el primer día de su regreso a la Casa Blanca, Trump ha mantenido su estilo característico de gobierno: sorpresivo, desconcertante y generador de caos. Cada acción parece ser más polémica que la anterior, y la información fluye de manera tan rápida y caótica que los medios de comunicación, como los propios ciudadanos, no saben por dónde empezar.
Trump, como presidente 47 de Estados Unidos, ha optado por continuar con su enfoque disruptivo. En su primer mes de gobierno, ha emitido órdenes ejecutivas una tras otra, muchas de las cuales son polémicas y difíciles de interpretar. La administración de Trump parece haber abierto las «compuertas» de la controversia, como lo describen algunos analistas, al implementar decisiones que no solo afectan la vida cotidiana de los estadounidenses, sino que también impactan las relaciones internacionales y la estabilidad económica.
Por ejemplo, la inflación que sigue siendo un tema crítico en Estados Unidos. En enero, los precios de productos básicos como los huevos experimentaron un aumento considerable, dejando a muchas familias en dificultades para cubrir los costos de la canasta básica. A pesar de las demandas del pueblo estadounidense para que el gobierno aborde la situación económica, Trump ha optado por centrarse en temas secundarios, como cambiar el nombre del Golfo de México a «Golfo de América», un tema que ha generado más confusión que soluciones.
Uno de los temas más sensibles en el primer mes de Trump ha sido su política migratoria, que se ha intensificado con medidas drásticas desde su regreso al poder. En sus primeras horas como presidente, Trump eliminó la aplicación que permitía a los migrantes solicitar asilo, lo que dejó a miles de personas atrapadas en refugios temporales en la frontera. Además, la seguridad en la frontera se reforzó considerablemente, con el despliegue de miles de soldados adicionales. Esta estrategia, aunque alineada con las promesas de campaña de Trump, ha sido vista por algunos analistas como una forma de intimidación, más que una solución a largo plazo.

Por otro lado, la relación comercial entre Estados Unidos y México ha sufrido nuevos golpes. La amenaza arancelaria de Trump a productos mexicanos sigue generando tensiones en el comercio bilateral. Aunque la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, logró negociar un breve respiro de un mes para evitar estas tarifas, el problema persiste. El 10 de febrero, Trump decretó que los aranceles al aluminio y al acero entrarían en vigor el 12 de marzo, lo que podría afectar gravemente a la economía mexicana, especialmente porque México es el tercer mayor exportador de acero a Estados Unidos, con cerca de 3.8 millones de toneladas enviadas en 2023, según la calificadora Fitch Ratings. Analistas, han afirmado que estas medidas podrían desencadenar una recesión en México, un escenario que el gobierno mexicano busca evitar con un acuerdo temporal.
A nivel global, las decisiones de Trump siguen generando incertidumbre. Los mercados internacionales están alerta ante la posibilidad de una escalada en las tensiones comerciales, que podría afectar el comercio mundial y generar un impacto negativo en las economías más vulnerables. Las políticas proteccionistas de Trump fueron un tema recurrente en su primer mandato, y parece que continuará con un enfoque similar en su segundo periodo. La presión sobre los socios comerciales, como México, podría llevar a un ajuste en las cadenas de suministro globales, lo que afectaría la estabilidad de diversas industrias.
Además, el impacto de las políticas de Trump no solo se siente en la economía. La retórica agresiva hacia el cambio climático y las energías renovables también ha levantado preocupaciones en otros países, que ven a Estados Unidos alejándose de sus compromisos internacionales en materia ambiental. Si bien algunos sectores estadounidenses, como la industria del petróleo y gas, pueden beneficiarse de estas políticas, el costo para la imagen internacional de Estados Unidos podría ser considerable.

Lo que está claro es que Trump continuará siendo el agente de caos que ha sido a lo largo de su carrera política. Su estilo impredecible, sus medidas drásticas y su tendencia a centrar la atención en temas controvertidos en lugar de abordar los problemas económicos fundamentales son características que definirán su segundo mandato. Un mes después de su regreso a la Casa Blanca, las decisiones económicas y políticas que ha tomado continúan generando un entorno marcado por la volatilidad, la incertidumbre y la confrontación. Con la inflación en aumento, las relaciones comerciales tensas y la inseguridad social en el horizonte, Estados Unidos y el mundo entero siguen siendo testigos de un período de incertidumbre económica que podría durar mucho más que este primer mes.